11 AÑOS DE INDIFERENCIA AL CLAMOR MAGISTERIAL

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martes, 14 de mayo de 2013

SOBRE LA EVALUACIÓN DOCENTE.


Enviado: Lunes 13 de Mayo de 2013 15:02
Asunto: José Ramos Bosmediano: SOBRE LA EVALUACIÓN DOCENTE.

 




SOBRE LA EVALUACIÓN DOCENTE.

José Ramos Bosmediano

En el presente artículo busco sintetizar la exposición que me correspondió sobre el tema de la evaluación docente en las Jornadas Pedagógicas realizadas en Guayaquil por la Unión Nacional de Educadores del Ecuador (UNE), en Guayaquil (UNE Guayas) y el Ministerio de Educación del Ecuador, los días 1-2 del mes en curso. El evento contó con la asistencia de ponentes del Ministerio de Educación de ese país, de la Universidad Central de Quito, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Editorial Santillana, empresa que tiene presencia en todos los países hispanoamericanos.

Como ocurre en el Perú, también en el Ecuador se han polarizado las dos concepciones actuales sobre la evaluación docente, o llamada también evaluación del desempeño docente: por un lado, la concepción neoliberal, con sus objetivos y procedimientos, que en el caso peruano se refleja en la Ley de Carrera Pública Magisterial recientemente promulgada, y que en el Ecuador se ha introducido en el artículo 349 de la Constitución aprobada en el Referéndum del 28 de septiembre, constitución que, sin embargo, rescata la soberanía nacional y consagra un conjunto de derechos sociales que el neoliberalismo ha venido destruyendo en los últimos 25 años en América Latina; y por otro lado, la concepción científica, realmente pedagógica de la evaluación docente que todos los maestros del mundo y los verdaderos pedagogos conciben inherente al trabajo en el aula y ligada a la educación integral de los estudiantes y los derechos de los docentes.

Una cuestión primera que debe resaltarse es la imposición de la evaluación neoliberal como parte constitutiva de las reformas educativas promovidas por el Banco Mundial, tanto en Inglaterra como de los EEUU durante la década de los 80, trasladadas a Chile de la dictadura de Pinochet, en la misma década. Desde los años 90, la evaluación docente neoliberal se ha venido imponiendo en algunos de los países latinoamericanos, ligándolos a la firma de los TLC, como en el caso de México en primer lugar, cuando este país firmó con EEUU y Canadá el TLC en 1994. Desde entonces, esa evaluación se ha venido realizando sin los resultados que sus promotores prometieron: la elevación del nivel de la enseñanza. El descalabro actual de la educación chilena también evidencia el fracaso de esa política magisterial. Lo que sorprende es que todos los conceptos, procedimientos, formas y métodos aplicados en esos países, particularmente en Chile, se repiten hoy en las esferas burocráticas de la administración educativa, tanto en el Perú como en el Ecuador. La exposición de la representante del Ministerio de Educación del Ecuador en las referidas jornadas fue casi una diapositiva de lo que en el Perú se viene aplicando desde el 2007, y que el gobierno de Alberto Fujimori F. quiso aplicar desde 1991-92.

Una segunda cuestión que debe tenerse en cuenta es el punto de partida de la evaluación neoliberal: que la crisis actual de la educación es un problema exclusivo y central de los docentes, como factor determinante. Los neoliberales pretenden mejorar la educación (la calidad educativa, dicen) en y desde las aulas, sin tener en cuenta las condiciones en que se realiza el proceso enseñanza-aprendizaje, confundiendo el papel fundamental del maestro en el aula con su papel en el conjunto del sistema educativo y los factores económicos, sociales y culturales que inciden en la escuela y en la propia labor de los maestros. Esta concepción pedagogista no es producto de la ignorancia de quienes la promueven. Se trata de una concepción pedagógica (neoliberal) ligada a un programa económico que reduce los presupuestos de la educación a través de diversos procedimientos: privatización de la educación, reducción de los derechos económicos de los trabajadores en la educación, aumento de alumnos por aula, entre otros; lo que lleva a concebir los aumentos salariales como un problema de competencia entre los maestros, quienes en adelante deben pensar solamente en los "incentivos" y los "premios" para quienes puedan resolver satisfactoriamente pruebas estandarizadas de conocimientos, como las experimentadas por los maestros peruanos durante las evaluaciones del fujimorismo y las del gobierno aprista en el 2007 y 2008, pruebas que nada tienen que ver con el desempeño docente.

La evaluación neoliberal se refleja perfectamente en la Ley de Carrera Pública Magisterial al establecer las condiciones del ascenso en los niveles magisteriales, a cuyos IV y V niveles solo podrán llegar un porcentaje reducido de maestros, una supuesta élite de "buenos maestros", mientras la mayoría, supuestamente incompetente, seguirá trabajando en las peores condiciones remunerativas.

En las jornadas de Guayaquil quedó meridianamente claro que con esta evaluación neoliberal, por más que se ofrezca premios, becas, incentivos, la crisis educativa no tendrá solución. La burocracia educativa del gobierno aprista, tan neoliberal como el de Fujimori y el de Alejandro Toledo, está ponderando exageradamente las capacitaciones agobiantes de 250 horas que se realizan en los mismos días de labor docente, así como las becas y entregas de laptops a los "mejores maestros".

La evaluación docente que denomino científica y pedagógica, parte de un principio fundamental: la unidad de teoría y práctica. ¿Qué significa esto? Que para evaluar el desempeño docente se debe tomar como criterio de investigación, comprobación y conclusiones la práctica pedagógica; y la práctica pedagógica se da en el aula, en el proceso de la enseñanza-aprendizaje y no en una prueba estrictamente teórica, mucho peor si la prueba tiene como objetivo "demostrar" que los maestros no saben nada, como viene ocurriendo en el Perú con las antojadizas opiniones contra los maestros. La práctica pedagógica tiene varios elementos, como el proceso de la clase, los documentos del profesor (portafolio), la relación maestro-alumno en el proceso de la clase, los recursos didácticos (material y métodos), los logros experimentados que se comprueban a través de la evaluación de los estudiantes en la clase, la experiencia acumulada o tiempo de servicios, los estudios de postgrado, los premios por creación intelectual de los maestros, el reconocimiento de la comunidad o trabajo social de los maestros y, por supuesto, pruebas escritas de conocimiento pedagógico y de contenidos curriculares actualizados. Pero el peso mayor de una verdadera evaluación docente está en la práctica pedagógica y no en la prueba de conocimientos, que muy poco evalúa la capacidad de un maestro.

A fines del 2006, cuando el gobierno aprista se aprestaba a evaluar a los maestros usando la concepción neoliberal y a través de las pruebas estandarizadas, aquellos se opusieron mayoritariamente. El gobierno debió postergar la administración de la prueba. El 8 de enero del 2007 fueron evaluados, "voluntariamente", no más de la cuarta parte de los docentes en actividad. Hoy el gobierno sigue jugando con la "voluntariedad" de la evaluación, pero en realidad solo tienen el derecho de capacitarse los que asisten a esa farsa. En marzo del 2008 el gobierno se ensañó contra los maestros desocupados y contratados. Las consecuencias de todo lo actuado hasta hoy para la educación, en materia de evaluación docente, ha profundizado el caos, el pesimismo, el desánimo y la crisis de la educación peruana.

En las jornadas de Guayaquil los cientos de maestros asistentes de la provincia de Guayas (equivalente a una región en el Perú) llegaron a la conclusión opuesta a la evaluación neoliberal que se pretende aplicar en ese país desde el Ministerio de Educación. Esta es la lucha central, en estos momentos, de la UNE y sus dirigentes.

Desde estas líneas me atrevo a convocar a los maestros peruanos a unirse más, a consolidarse más en su sindicato, el SUTEP, mantener y afianzar el espíritu clasista que le convirtió en el sindicato más importante del Perú y uno de los más importantes de América Latina. La crisis política y moral del APRA y su gobierno debe ser desenmascarada cada vez más. El actual Ministerio de Educación ha demostrado que no sirve ni para supervisar la edición de libros para la enseñanza, llegando a la estupidez de pedir la revisión de los textos de ciencias sociales a los servicios represivos, que nada tienen que ver con la pedagogía. ¿Es posible que estos incompetentes, verdaderos incompetentes posicionados del Ministerio de Educación, sean capaces de evaluar a los maestros? No lo son. Por eso encargan a otros el negocio de la evaluación.

Urge sistematizar las experiencias de evaluación docente en América Latina y trazar una alternativa pedagógica de evaluación del desempeño docente. Por la limitación espacial de este artículo, no podemos incluir esa alternativa. En febrero, en la ciudad de México, nos reuniremos los miembros de la Red SEPA para discutir este importante problema que los neoliberales pretenden utilizar para socavar la profesión docente y convertir a los maestros en trabajadores mayoritariamente contratados.


Lima, octubre 20 del 2008




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